FELIPE SOLARTE NATES
lefelsonat@yahoo.com
En el siglo XXI las grandes vías y obras de infraestructura se han concentrado alrededor del área de influencia económica y urbanística de Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla y principalmente enfocadas a desarrollar Bogotá, el centro y los Llanos, el Valle del Cauca, Antioquia, el Eje Cafetero, la Costa Atlántica y el nororiente del país, donde se concentran la actividad industrial, agropecuaria y la clase empresarial y política con mayor influencia y representatividad ante diversos organismos del Estado y del Congreso de la República donde se aprueba el presupuesto nacional.
Pese a la importancia económica, agropecuaria e industrial de Cali y el Valle del Cauca, no han podido terminar la carretera ni la vía férrea a Buenaventura, el principal puerto sobre el Pacífico. En gran parte debido a inestables y duras condiciones geológicas de los terrenos montañosos y a la endeble supervisión de los trabajos sumados a la débil gobernabilidad departamental y al difícil manejo de Buenaventura.
Sólo durante la alcaldía de Ermitage, Cali inició las obras de ampliación de la estrecha doble calzada que conecta a la gran ciudad dormitorio en que se convirtieron Jamundí, con cerca de 300.000 habitantes y los municipios nortecaucanos de Puerto Tejada, Guachené, Corinto, Miranda, Villarrica, Caloto y Santander de Quilichao, con otros tantos pobladores y en cuyos territorios instalaron sus fábricas más de 80 industrias acogidas a los enormes beneficios tributarios que les concedió la Ley Páez de 1995 y desplazaron el eje de expansión industrial y urbanística de Yumbo hacia el norte del Cauca.
Es tal el flujo diario de vehículos de carga y pasajeros por este estrecho corredor, que desde gremios empresariales y en reciente estudio coordinado por el profesor de la universidad del Valle, Fernando Urrea, se propone la expansión hasta los municipios nortecaucanos del tren de cercanías con rieles y vehículos diferenciados para carga y pasajeros que el alcalde Jorge Iván Ospina iniciará de Cali a Jamundí, inicialmente para transporte de pasajeros, a la par que anuncia la prolongación de la circunvalar para descongestionar ciudad Jardín, Pance y barrios del sur de Cali.
A pesar de que con la desmovilización de las Farc por corto tiempo hubo un respiro de paz en gran parte del Cauca y Nariño, el sur del país ha sido visto por los gobiernos nacionales como zona marginal y principalmente de conflictos sociales con los indígenas y como terreno propicio para el asentamiento de diferentes grupos armados.
Las escasas y malas vías secundarias y terciarias que conectan a los municipios del Cauca y la escasa asistencia técnica y financiación para que las comunidades campesinas e indígenas cultiven y comercialicen en condiciones favorables sus productos agroalimentarios, son factores que contribuyen a favorecer al narcotráfico, la minería ilegal y la presencia de bandas armadas entre guerrillas, paramilitares y otras bandas disputando narco-cultivos, laboratorios y áreas de influencia.
Aunque la Constitución del 91 abrió la posibilidad de integrar a varios departamentos en Regiones, con miras a impulsar conjuntamente macroproyectos y obras de interés departamental y regional, en el sur del país este mecanismo de unión no ha sido tan fuerte como el que han eslabonado los antioqueños, los del antiguo eje cafetero, los costeños y los cundiboyacenses-llaneros y los Santandereanos.
Las administraciones departamentales y los congresistas del Valle, Cauca y Nariño mas han estado concentrados en gobernar a sus antojos y ambiciones políticas y de poder a las “insulas baratarias" de sus feudos, perdiendo la perspectiva macro regional de desarrollo y bienestar colectivo y una gestión más efectiva ante el gobierno central.
El transporte de vehículos de carga, de pasajeros y particulares desde Cali hasta Popayán sigue siendo un viacrucis ante la demora en el inicio de la construcción de la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao debido al lio Odebrecht en el que estuvieron implicados los hermanos Solarte, a quienes inicialmente se les adjudicó la obra.
La doble calzada Pasto-Popayán apenas acaba de ser incluida entre las nuevas obras a impulsar por el gobierno nacional.
Mientras estas grandes obras se inician da pena y rabia transitar por el pésimo trayecto entre Rosas y Mojarras afectado por frecuentes derrumbes y la pérdida de la banca en algunos trayectos, y especialmente por el lamentable y cratereado estado de la carpeta asfáltica, sobre todo en territorio caucano.
Ya en Nariño y cerca de Pasto la vía mejora y especialmente desde la pujante Chachagui donde queda el aeropuerto y con el nuevo y moderno túnel que acorta la entrada a Pasto con su auge en la construcción, nuevas autopistas y sistema integrado de transporte público de pasajeros y con el merecido título de “Ciudad sorpresa” y acogedora.
lefelsonat@yahoo.com
En el siglo XXI las grandes vías y obras de infraestructura se han concentrado alrededor del área de influencia económica y urbanística de Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla y principalmente enfocadas a desarrollar Bogotá, el centro y los Llanos, el Valle del Cauca, Antioquia, el Eje Cafetero, la Costa Atlántica y el nororiente del país, donde se concentran la actividad industrial, agropecuaria y la clase empresarial y política con mayor influencia y representatividad ante diversos organismos del Estado y del Congreso de la República donde se aprueba el presupuesto nacional.
Pese a la importancia económica, agropecuaria e industrial de Cali y el Valle del Cauca, no han podido terminar la carretera ni la vía férrea a Buenaventura, el principal puerto sobre el Pacífico. En gran parte debido a inestables y duras condiciones geológicas de los terrenos montañosos y a la endeble supervisión de los trabajos sumados a la débil gobernabilidad departamental y al difícil manejo de Buenaventura.
Sólo durante la alcaldía de Ermitage, Cali inició las obras de ampliación de la estrecha doble calzada que conecta a la gran ciudad dormitorio en que se convirtieron Jamundí, con cerca de 300.000 habitantes y los municipios nortecaucanos de Puerto Tejada, Guachené, Corinto, Miranda, Villarrica, Caloto y Santander de Quilichao, con otros tantos pobladores y en cuyos territorios instalaron sus fábricas más de 80 industrias acogidas a los enormes beneficios tributarios que les concedió la Ley Páez de 1995 y desplazaron el eje de expansión industrial y urbanística de Yumbo hacia el norte del Cauca.
Es tal el flujo diario de vehículos de carga y pasajeros por este estrecho corredor, que desde gremios empresariales y en reciente estudio coordinado por el profesor de la universidad del Valle, Fernando Urrea, se propone la expansión hasta los municipios nortecaucanos del tren de cercanías con rieles y vehículos diferenciados para carga y pasajeros que el alcalde Jorge Iván Ospina iniciará de Cali a Jamundí, inicialmente para transporte de pasajeros, a la par que anuncia la prolongación de la circunvalar para descongestionar ciudad Jardín, Pance y barrios del sur de Cali.
A pesar de que con la desmovilización de las Farc por corto tiempo hubo un respiro de paz en gran parte del Cauca y Nariño, el sur del país ha sido visto por los gobiernos nacionales como zona marginal y principalmente de conflictos sociales con los indígenas y como terreno propicio para el asentamiento de diferentes grupos armados.
Las escasas y malas vías secundarias y terciarias que conectan a los municipios del Cauca y la escasa asistencia técnica y financiación para que las comunidades campesinas e indígenas cultiven y comercialicen en condiciones favorables sus productos agroalimentarios, son factores que contribuyen a favorecer al narcotráfico, la minería ilegal y la presencia de bandas armadas entre guerrillas, paramilitares y otras bandas disputando narco-cultivos, laboratorios y áreas de influencia.
Aunque la Constitución del 91 abrió la posibilidad de integrar a varios departamentos en Regiones, con miras a impulsar conjuntamente macroproyectos y obras de interés departamental y regional, en el sur del país este mecanismo de unión no ha sido tan fuerte como el que han eslabonado los antioqueños, los del antiguo eje cafetero, los costeños y los cundiboyacenses-llaneros y los Santandereanos.
Las administraciones departamentales y los congresistas del Valle, Cauca y Nariño mas han estado concentrados en gobernar a sus antojos y ambiciones políticas y de poder a las “insulas baratarias" de sus feudos, perdiendo la perspectiva macro regional de desarrollo y bienestar colectivo y una gestión más efectiva ante el gobierno central.
El transporte de vehículos de carga, de pasajeros y particulares desde Cali hasta Popayán sigue siendo un viacrucis ante la demora en el inicio de la construcción de la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao debido al lio Odebrecht en el que estuvieron implicados los hermanos Solarte, a quienes inicialmente se les adjudicó la obra.
La doble calzada Pasto-Popayán apenas acaba de ser incluida entre las nuevas obras a impulsar por el gobierno nacional.
Mientras estas grandes obras se inician da pena y rabia transitar por el pésimo trayecto entre Rosas y Mojarras afectado por frecuentes derrumbes y la pérdida de la banca en algunos trayectos, y especialmente por el lamentable y cratereado estado de la carpeta asfáltica, sobre todo en territorio caucano.
Ya en Nariño y cerca de Pasto la vía mejora y especialmente desde la pujante Chachagui donde queda el aeropuerto y con el nuevo y moderno túnel que acorta la entrada a Pasto con su auge en la construcción, nuevas autopistas y sistema integrado de transporte público de pasajeros y con el merecido título de “Ciudad sorpresa” y acogedora.
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