Fiscal general y división de poderes

OLMEDO GUACA TIMANÁ
olguti503@hotmail.com


Hace tiempo cuando fue elegido, infortunadamente, Humberto Martínez como fiscal general de la república expresé que nada bueno traería esto para Colombia dados sus nexos con los corruptos de la banca, la economía y del mismo sistema judicial al que ahora con guardaespaldas sin ser del gobierno anda presionando para que le informen sobre reuniones en la casa de Nariño y otros escenarios de los diversos poderes en los cuales parece tener mucha influencia aún. Muchos se rasgaron las vestiduras porque lo veían como el gran hombre cuando era lo contrario, estaba untado de toda la podredumbre y entraba al tape tape de los grandes corruptos y torcidos de nuestra amada Colombia; grupos empresariales, politiqueros de toda laya, carteles, en fin, de todo.

Pues bien, acaba de ser elegido como fiscal general de la república el señor Francisco Barbosa, compañero de Duque de la universidad ultraderechista Sergio Arboleda en donde los dogmas uribistas con todo lo que esto implica: política de seguridad nacional, economía, estrategias de desinformación y todo lo ya conocido y padecido, de ahí sale el fiscal.

El nuevo fiscal fue, en principio, defensor de la JEP, cuando aspiraba a ser parte de tribunales de ésta. Luego Duque lo nombró en la consejería presidencial para los Derechos Humanos y pasó al otro bando, siempre sembrando dudas contra la JEP, desinformando con datos sobre muertes de líderes sociales, negando la sistematicidad de tales asesinatos, culpando a otros menos a la negligencia del Estado que representaba.

Por esto es urgente que el fiscal no sea del bolsillo del presidente, sino de un verdadero concurso de méritos orientado por un estamento serio, respetable, idóneo, con credibilidad. Pero que salga de la camaradería presidencial como en este caso, deja un manto de sinsabores, se percibe unos vacíos cuya lógica nos lleva a presumir que será difícil que el fiscal enfoque una fiscalía con objetividad, con miras a la equidad, a la justicia real, a llevar a cabo procesos de investigación graves, porque el Centro Democrático siempre estará respirándole en la nuca, torpedeando, chuzando procesos, presionando como solo ellos lo saben hacer, porque es partido de gobierno y en política el poder es para eso. Por ello será muy poco o nada lo que el fiscal pueda hacer con respecto a: politización de la misma justicia, corrupción ante fallos, investigaciones sobre: Pacho Santos y el bloque Capital de autodefensas, compra de votos de la señora Cabal, los mil 500 millones de Fernando Londoño caso Invercolsa. Casos de Reficar, Electricaribe, Saludcoop. Haker Sepúlveda, Odebrecht y las campañas presidenciales, zonas francas, Falsos positivos, chuzadores y perseguidores a periodistas, magistrados y políticos. Viaje de Duque con el hijo de Uribe y el candidato Oscar Iván Zuluaga en avión privado de Odebrecht a Brasil, casos de desfalcos de por lo menos 25 empresas más cuyos billones nadie parece responderá o les darán casa por cárcel para que disfruten los robos. Despojo de tierras con motosierra cuyas tierras están en manos de congresistas de un grupo político. Autores intelectuales de apoyo a los paramilitares, a las antiguas FARC, a los cerebros de asesinatos de líderes sociales y de defensores de Derechos Humanos. Muertes de testigos claves de una familia poderosa que sabían del inicio y desarrollo del paramilitarismo. Carruseles de pensiones, de la salud, de contratos, de la misma justicia, casos de altos militares involucrados en chuzadas y desfalcos o violación de los Derechos Humanos y tantas otras papas calientes de alto turmequé que reposan de mala fe en un olvido otoñal como el que describe García Márquez en Cien años de soledad. Por eso la urgencia de la separación verdadera de poderes y no fiscales llaverías del presidente de turno.

Para bien de nuestra agobiada Colombia ojalá esto no ocurra. ¿Hay apuestas?.

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