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El Brexit, (Bretaña + salir, exit, en inglés) trajo consigo la salida del Reino Unido de la Unión Europea, luego de 47 años de haber ingresado.
Esta decisión trae un mensaje claro para los 27 países que permanecen fusionados: la Unión Europea debe adelantar las acciones necesarias para subsanar la situación que originó este divorcio. Es necesario hacer cambios y diversas transformaciones que esta nueva etapa de su proyecto común les exige.
Gran Bretaña con esta decisión tomada en medio de una coyuntura de migraciones, mentiras y múltiples faltas a las normas electorales y tras varios errores de cálculo, firmó el 29 de marzo de 2019 el divorcio de la UE y entonces abrió la puerta a un camino que recién empieza a andar y sus implicaciones, desafíos y dilemas, se sentirán en las economías de distintos países por mucho tiempo.
Los relatos con los que se espera “retomar el control” y sobrellevar esta transición son, según se esbozó en la hoja de ruta para la retirada, los de la libertad y el superar las inequidades y desigualdades al interior del país.
Se leerá en la historia que el Brexit quebró la unidad del Reino Unido y la fecha simbólica del 31 de enero de 2020, dio paso, luego de varios años de tensiones, al trabajo de Boris Johnson tras la salida de la UE, para unir a quienes vieron esta medida como la opción de una nueva etapa de cambio y renovación y quienes consideran que la decisión fue errada. Y en verdad, esto trae un sabor agridulce, pues los divorcios no se festejan.
La incertidumbre es alta, máxime si se ve que pasarán 11 meses para que el 31 de diciembre de 2020, se definan las normas del bloque y se pueda responder ¿Cómo será la relación entre las partes? ¿Cuál será el rol? que tendrá en lo sucesivo este país, ahora debilitado, en el concierto internacional.
No es fácil, pues el tiempo corre y si se necesita más, Johnson deberá pedirlo antes de terminar el primer semestre. Si estos se logran, deberán acelerarse las regulaciones de comercio entre gran Bretaña y la Unión Europea, lo que toma tiempo. Y si no hay acuerdo en este 2020, eso sería muy lesivo para el Reino Unido.
En fin, uno no sabe con quien se casa, sino hasta que se separa. Esperemos que este tiempo que queda del 2020 sea el adecuado para acercar posturas y no abrir mayores desacuerdos. Lo que esta en juego en últimas es la estabilidad de personas que, están en nuevos escenarios y que, como nosotros, quieren estar, vivir bien y tranquilas, un día a la vez. Ellos allí en Gran Bretaña y nosotros por acá, en este lado del mundo. Ojalá en verdad esta nueva etapa traiga consigo un nuevo y mejor amanecer.
El Brexit, (Bretaña + salir, exit, en inglés) trajo consigo la salida del Reino Unido de la Unión Europea, luego de 47 años de haber ingresado.
Esta decisión trae un mensaje claro para los 27 países que permanecen fusionados: la Unión Europea debe adelantar las acciones necesarias para subsanar la situación que originó este divorcio. Es necesario hacer cambios y diversas transformaciones que esta nueva etapa de su proyecto común les exige.
Gran Bretaña con esta decisión tomada en medio de una coyuntura de migraciones, mentiras y múltiples faltas a las normas electorales y tras varios errores de cálculo, firmó el 29 de marzo de 2019 el divorcio de la UE y entonces abrió la puerta a un camino que recién empieza a andar y sus implicaciones, desafíos y dilemas, se sentirán en las economías de distintos países por mucho tiempo.
Los relatos con los que se espera “retomar el control” y sobrellevar esta transición son, según se esbozó en la hoja de ruta para la retirada, los de la libertad y el superar las inequidades y desigualdades al interior del país.
Se leerá en la historia que el Brexit quebró la unidad del Reino Unido y la fecha simbólica del 31 de enero de 2020, dio paso, luego de varios años de tensiones, al trabajo de Boris Johnson tras la salida de la UE, para unir a quienes vieron esta medida como la opción de una nueva etapa de cambio y renovación y quienes consideran que la decisión fue errada. Y en verdad, esto trae un sabor agridulce, pues los divorcios no se festejan.
La incertidumbre es alta, máxime si se ve que pasarán 11 meses para que el 31 de diciembre de 2020, se definan las normas del bloque y se pueda responder ¿Cómo será la relación entre las partes? ¿Cuál será el rol? que tendrá en lo sucesivo este país, ahora debilitado, en el concierto internacional.
No es fácil, pues el tiempo corre y si se necesita más, Johnson deberá pedirlo antes de terminar el primer semestre. Si estos se logran, deberán acelerarse las regulaciones de comercio entre gran Bretaña y la Unión Europea, lo que toma tiempo. Y si no hay acuerdo en este 2020, eso sería muy lesivo para el Reino Unido.
En fin, uno no sabe con quien se casa, sino hasta que se separa. Esperemos que este tiempo que queda del 2020 sea el adecuado para acercar posturas y no abrir mayores desacuerdos. Lo que esta en juego en últimas es la estabilidad de personas que, están en nuevos escenarios y que, como nosotros, quieren estar, vivir bien y tranquilas, un día a la vez. Ellos allí en Gran Bretaña y nosotros por acá, en este lado del mundo. Ojalá en verdad esta nueva etapa traiga consigo un nuevo y mejor amanecer.
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